Autor: Juan Grabois /Tiempo Argentino
30 de DIC 2016
Se armó su propio Cantri con una pileta enorme.Maneja las fuerzas de seguridad, el intendente y el Concejo Deliberante como si fueran empleados. Aprieta testigos y amenaza a la población. Se queda con los títulos de propiedad de la gente. Se apropia de recursos públicos y los maneja ‘a piacere’. Corta rutas a punta de pistola. No cumple con las leyes. Todas sus operaciones son irregulares. Hasta aquí, el relato coincide con el que nos han contado sobre Milagro Sala, pero el protagonista de esta historia no es una coya sino un magnate inglés, la séptima fortuna del Reino Unido.
Se llama Joseph Lewis, Joe para los amigos. En su entorno no hay Shakira en jogging sino atléticos ejecutivos de traje Armani. Su holding está integrado por empresas como Hidden Lake y algunas offshore; no por cooperativas con nombres grasa tipo Pibes Villeros. El gobernador de Río Negro, su base operacional, lo defiende a capa y espada. El intendente del Bolsón, Bruno Pogliano, fue contador suyo hasta antes de asumir. Su exvocera personal, Dalina Pinacho, es hoy jefa en Radio Nacional.
Lewis también comparte el rancho y el helicóptero con el presidente Mauricio Macri. El ingeniero no es el único afortunado: Joe recibe a políticos, empresarios y periodistas con quienes goza de la exclusiva vista del lago que nos robó a todos los argentinos. Obvio, Lewis no está preso, goza de buena prensa y a nadie se le ocurre plebiscitarlo. Una vez, sí, plebiscitaron su proyecto y perdió por el 79% de los votos.
Joseph tuvo un sueño y empezó de abajo. Quería su propio Estado en la Patagonia. Pergeñó un plan y lo va llevando adelante. Buscó amigos, encontró aliados, siempre supo untar manos ávidas de libras esterlinas. Empezó encerrando el Lago Escondido, fue desarrollando la infraestructura colonial y ahora dio el batacazo con la aprobación municipal para el desarrollo del proyecto Laderas.
A Joe nunca lo amilanaron los obstáculos. Arrasó con todos: leyes, fallos judiciales, dos reservas naturales, bosques, lagos, ríos, mapuches, criollos, instituciones, plebiscitos. Es un hombre de tesón que supo levantarse frente a cada derrota. Tuvo su primer revés importante en 2009 cuando el Superior Tribunal de Justicia (STJ) ordenó «asegurar el acceso al lago Escondido con adecuada señalización y asegurando la transitabilidad» por el camino conocido como del Tacuifí. Desde luego, la gobernación debía ejecutar la sentencia, pero Alberto Weretilnek nunca cumplió y el lago sigue siendo el parque acuático privado del caballero inglés. La del STJ era una sentencia firme y, desde luego, ante el incumplimiento, hubo protestas ciudadanas en distintos puntos del país. En ese contexto, su testaferro, Van Ditmer, afirmó: «Vamos a defender la propiedad privada con el Winchester en la mano, con sangre si hace falta». Más allá de su concepto amplio de propiedad privada, cumplió su amenaza cada vez que las organizaciones comunitarias intentaron acceder al Lago.
Lewis supo tener una política de «responsabilidad social» que algún tiempo le granjeó la simpatía de parte de la población de El Bolsón y que esgrimen sus defensores para mostrar que tan malo no es. Roba pero hace. Puso unas canchitas de fútbol y una escuelita. Una obra bastante menor a la de Milagro Sala y bastante más floja de papeles. Su jefe de responsabilidad social renunció espantado cuando entendió para qué clase de ‘mostro’ estaba trabajando, pero a nadie le interesa demasiado lo que tiene para decir.
Con la asunción de Macri en la Presidencia, el «Estado Paralelo» de Lewis dio un salto de calidad. Apuraron el tranco al grito de ‘vamos por todo’ y en abril ya estaban desmontando la tercera reserva de cipreses más importante del mundo para que pase un cable de alta tensión. Se olvidaron de pedir autorización, ningún estudio de impacto ambiental, concesión vencida, contratista habilitado únicamente para operar en «venta de chacinados y carnes rojas»… A ningún organismo oficial se le ocurrió denunciarlo. A su carnicero contratista, Lewis le dio una retroexcavadora nueva, mucha plata y garantías de impunidad. El tipo, con un poco de vergüenza, le dio para adelante y el tajo que recorre la reserva ya tiene más de nueve kilómetros. Desde las organizaciones lo denunciamos hace más de seis meses. No a él, pobre hombre, sino al gobernador, Lewis y cía. El fiscal Arrien y el juez Burgos se están tomando su tiempo para decidir si realizan algún acto procesal, mientras dilatan los plazos pidiendo informes y mandando el expediente de acá para allá.
El relato del ‘lewisismo’ era que el electroducto iba a abastecer de energía al Bolsón. Joe nos iba a vender la energía que se robaba del Río Escondido a precio diferencial por ser renovable. Las maravillas de la desregulación del mercado energético. Un negocio extraordinario aunque, por su volumen, relativamente chico. Pero el objetivo real es bastante más ambicioso y siniestro. Lo que parecía una teoría conspirativa de los ambientalistas de El Bolsón se comprobó. La traza del electroducto, oh casualidad, pasa por la Pampa de Luden donde, contra toda norma, Lewis proyecta consolidar su Estado Paralelo.
La Pampa de Luden es un monumento natural que cuadriplica en superficie la Ciudad de Buenos Aires. Lewis quiere instalar ahí un centro de sky, una cancha de golf, comercios, un lago artificial y, desde luego, algunos ricachones para completar el proceso de colonización. Desde ya, esta ciudad amurallada necesita energía: no están arruinando la Reserva para vender electricidad renovable al interconectado nacional sino para canalizar la energía hacia la nueva colonia. También necesita agua: el agua que hoy mantiene viva la Reserva de Biósfera Andino Norpatagónica y la población campesina de Mallín Ahogado.
La semana pasada, en una escandalosa sesión que provocó la más masiva movilización popular que recuerda la comarca, el Concejo Deliberante dominado por el PRO, la UCR y los ediles de Weretilneck, custodiados por una pequeña pero aguerrida patota, aprobaron el loteo de Laderas SA. Horas antes, esa banda había secuestrado y golpeado ferozmente dentro del edificio municipal a Juan Fernández, poblador y referente de la CTEP en la zona. También se arrojaron bombas molotov contra el acampe ambientalista de la Asamblea en Defensa de la Tierra y el Agua. Bienvenidos a Lewislandia. «
http://www.tiempoar.com.ar/articulo/view/63589/un-estado-paralelo-en-la-patagonia-por-juan-grabois
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