Por: Kupervaser Daniel – Blog de K. Daniel
El recrudecimiento de la violencia en los últimos días en el conflicto palestino israelí, que ya data de más de un siglo de vigencia, se convirtió en una buena oportunidad para analizar la narrativa israelí, tal como la exponen los distintos gobiernos y organismos oficiales, y también, la gran mayoría de los medios de información israelíes y judíos de la diáspora.
Días atrás, en un ataque palestino a puesto de control israelí en territorios conquistados en la guerra de 1967, cayó abatida la soldada del ejercito Noa Lazar. En esta oportunidad, Yair Lapid se expresó en estos términos en un comunicado especial. “Con el corazón roto recibí la noticia de la muerte de una soldada del ejército de Israel, sargento Noa Lazar del Regimiento Erez, quien fue asesinada en un ataque a tiros por un infame terrorista. En mi nombre y en nombre del gobierno de Israel, envío mis condolencias a su familia y amigos. No hay palabras que puedan aliviar la gran pérdida. No callaremos ni descansaremos hasta que nos hayamos encontrado con los abominables asesinos” (Twitter Yair Lapid).
Antes de esto, los medios informaban con estas palabras. «El sargento Noa Lazar, de 18 años, de Bat Hefer, es la soldada asesinada ayer en el puesto de control de Shuafat» informó el canal 12 TV. Al mismo tiempo, el titular principal del diario Yediot Ahronot» resaltaba con grandes letras sobre un grandilocuente fondo negro: «Una mujer soldada del ejercito Israel fue asesinada en un ataque terrorista a tiros en Jerusalén».
Lamentablemente, esta narrativa distorsiona gravemente la realidad que se vive en este conflicto. La sargento Lazar era un soldado combatiente del ejército de Israel, que fue destinada por sus superiores a ese puesto de control, que vestía un uniforme en virtud de su posición y para cumplir una función para la que fue entrenada. La sociedad israelí en su conjunto tiene la responsabilidad que esté allí. Lazar no fue asesinada sino fue un soldado que cayó en el cumplimiento del deber en plena guerra entre dos etnias en el marco de un estado único con soberanía judía de facto desde el Mediterráneo al Rio Jordán con mas de un siglo de enfrentamientos.
La argumentación israelí para repudiar el ataque calificando los hechos como “asesinato” y “terrorismo” es totalmente ridícula y absurda. Se trata de la reacción de la lucha por su liberación nacional de una etnia frente al enemigo que conquistó y domina lo que la gran mayoría del mundo considera su territorio, oprimiendo militarmente a sus componentes sin derechos civiles y con conductas que atestiguan serias intenciones de destierro de la población nativa. Pareciera que los encargados de la Hasbara israelí (propaganda oficial israelí) se olvidaron que el pueblo judío considera como héroes a los valientes combatientes de los grupos armados judíos que en el marco de la lucha por la independencia de Israel no dudaron, 80 años atrás, en llevar a cabo ataques similares a los que hoy el Estado Judío cataloga como terrorismo y asesinato.
La visión reinante en Israel de sentirse víctimas de todo y de todos conlleva generalmente a culpar de manera reiterada a los demás de lo que les ocurre y de forma inconsciente se desvinculan de su responsabilidad ante sus actos y culpabilizan a los demás. ¿Qué se puede esperar de un pueblo sometido por la fuerza sin derechos civiles? ¿Qué agache la cabeza?
Al respecto, el periodista Israel Rogel Alpher afirma que “el uso del término «asesinato» y “terrorismo” atestigua la profundidad del victimismo e indolencia de la sociedad israelí en su obstinada negativa a reconocer la realidad (Haaretz, 11-10-22).
No por casualidad, en el seno de la gran mayoría de las sociedades del mundo predomina la percepción que se trata de una prolongada guerra entre dos etnias, una muy fuerte y dominante, la otra débil y dominada. Consecuentemente es muy fácil detectar un alto grado de apoyo e identificación con la causa palestina, pese a las atrocidades de sus ataques en reiteradas ocasiones.
Nadie se debe confundir con ciertas posiciones solidarias con Israel. Estas son generalmente consecuencia de intereses de liderazgos políticos de ciertos países, como es el caso de EE.UU., donde políticos y candidatos reciben dinero de judíos para sus campañas electorales a condición que actúen políticamente a favor de Israel. En otras latitudes, liderazgos locales optan por posiciones balanceadas, considerando la posibilidad de no dañar sus intereses en sus relaciones justamente con EE.UU., que muy bien puede ser instada a un distanciamiento como consecuencia de posiciones “antisraelíes”.
La firma de los acuerdos de Oslo (1993-94) proyectó al mundo la esperanza de un próximo fin a esa prolongada guerra. Lamentablemente, tanto el pueblo judío como el palestino se caracterizan por haber dejado crecer en su seno a grupos extremistas, violentos e intransigentes que luchan por el todo sin ninguna intención de arribar a acuerdos con compromisos territoriales. Peor aún, tanto el liderazgo judío como el palestino son incapaces de limitar o hacer desaparecer a estos grupos, todo lo contrario, se ven en la necesidad de hacerlos participes. Un claro ejemplo es ver a la Autoridad Palestina negociando permanentemente con Hamas y la Yihad, y al ejército israelí protegiendo a colonos extremistas cuyo propósito es desterrar palestinos por medio de la violencia.
Esten seguros, en esta guerra entre judíos y palestinos en la región no habrá vencedor, solo victimas y mucha sangre. Seria prudente que los judíos de la diáspora tengan presente que la continuidad del apoyo incondicional a Israel por parte de sus liderazgos locales, como ya se puede percibir los últimos años, necesariamente los hará participes de ese conflicto frente a vuestros conciudadanos como “cómplices” de un Israel conquistador y opresor.
Ojalá me equivoque
Daniel Kupervaser
Herzlya, 12-10-22
kupervaser.daniel@gmail.com
@KupervaserD
En la imagen Noa Lazar, soldada asesinada o caída en cumplimiento de su deber