Un gueto mental

Por Eduardo de la Serna (Sacerdote integrante del Grupo de Curas en Opción por los Pobres)

Hace 2 años (abril 2018) el Llamamiento judío – argentino me honró con una invitación a hablar (¡yo!, ¡un cura!) en una jornada en conmemoración de los 75 años del levantamiento del gueto de Varsovia.

He aquí mi ponencia: https://blogeduopp1.blogspot.com/2018/04/una-teologia-detras-delanti-semitismo.html.

En salón de la legislatura porteña estaba colmada (por el hecho, no por el expositor, sin duda), y allí, además de bastantes jóvenes, o incluso adultos, había un grupo de personas ciertamente muy mayores que habían estado, padecido, sido víctimas de la barbarie de la in-humanidad más perversa.

Incluso recuerdo, con algo de espanto, una señora llena de arrugas y dolor que respetuosamente se acercó a preguntarme dónde había estado Dios cuando ella estaba (creo recordar) en Dachau y Auschwitz. Obviamente callé (si Dios calla, es sensato que también lo haga el teólogo).

Lo cierto es que en estos días hube de recordar este momento cuando, con total irresponsabilidad y mucha ignorancia por lo menos, alguien, que no merece siquiera ser mencionado, comparó la situación del aislamiento impuesto en Villa Azul (Avellaneda-Quilmes) con aquel gueto de Varsovia.

No seré yo quien muestre con datos históricos la diferencia abismal e incomparable de ambas situaciones de aislamiento. Sí quien abomine la comparación. Y recordar con tristeza los rostros que, por lo menos, merecen respeto por su pasado.

Por lo menos eso. ¡Lástima que la lavandina, tan necesaria en estos tiempos, no sirva para limpiar y desinfectar lenguas o mentes nimias!Un gueto desde su origen está marcado por un anti judaísmo espeluznante. En 1516 se confinó en la república de Venecia en el barrio con ese nombre (Ghetto) a los judíos.

Luego de esta acepción, ya en un sentido amplio (así lo dice el diccionario de la Real Academia Española), se dice también de: 2. m. Barrio o suburbio en que viven personas marginadas por el resto de la sociedad. 3. m. Situación o condición marginal en que vive un pueblo, una clase social o un grupo de personas.

Y si así fuera el caso (y sólo de gueto hablo, no del de Varsovia, aclaro) hace muchos, muchos años los villeros viven en una suerte de gueto. Cuando alguien debe mentir su domicilio, porque si “salta” que es de la villa no le dan trabajo, cuando el epíteto “villero” (con otros que se le empardan) es un intento de ofensa y ciertamente discriminación, cuando las villas se intentan desalojar o si no esconder, pues en ese caso hay una actitud de gueto. Sin dudas.

Por parte de gente (si cabe llamarlas así), porque “marginadas” están. En los márgenes, precisamente (aunque estén en el centro). Y – una vez más – resulta curioso que quienes marginan, desprecian, quienes miran “desde arriba” a los pobres, se hagan ahora los escandalizados porque se los cuida. Curioso, por lo menos curioso.

Quienes tienen a los pobres en un gueto cultural se quejan de que sean tratados como personas. Realmente es muy difícil responder a la estupidez.

Creo sensato, también en este caso – aunque con una actitud interior abismalmente distinta a la mencionada anteriormente – callar. En este caso sí que “el silencio es salud”.

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