Fuente: Alfredo Zaiat | Página/12
Fecha: 2 de marzo de 2020
Puede presentar iniciativas regresivas, como la liberación de las tarifas de los servicios públicos con eliminación de subsidios, como hizo en su momento Mauricio Macri, que derivó en aumentos del 2000 por ciento en el gas y del 3000 por ciento en la luz, o puede anunciar medidas progresivas, como la definición de crear «marcos tarifarios razonables», que implica su desdolarización, y su congelamiento temporario, como reconfirmó este domingo Alberto Fernández.
Informar que se pagará todo y más a los fondos buitre una deuda en litigio en tribunales de Nueva York para «volver al mundo», para reiniciar un desaforado ciclo de endeudamiento, como sucedió con Macri, que planteó de ese modo el tránsito hacia una distribución regresiva del ingreso por la creciente carga de intereses a pagar. En cambio, enfatizar en el mensaje en el Congreso de que se tiene que encarar una renegociación de la deuda porque la que dejó el gobierno anterior es impagable, y que lo que se busca es liberar recursos para recuperar la economía, implica una redistribución de ingresos desde los bolsillos de los acreedores a los del resto de la economía. En este tema entregó además dos definiciones contundentes: «Nunca más un endeudamiento insostenible», y «Nunca más a la puerta giratorio de dólares que ingresan por el endeudamiento y se fugan dejando tierra arrasada a su paso«.
Cuando se comunica la eliminación de las retenciones al complejo agroexportador, provocando un deterioro de las cuentas fiscales para beneficiar a un sector de la economía y que, además, deriva en un shock inflacionario con salarios y jubilaciones que no acompañan esos aumentos de precios, la medida es regresiva. Fue lo que anunció en su primer discurso Macri. Por el contrario Alberto Fernández señaló que habrá un reajuste en las retenciones a la soja –sin precisar los puntos de alza, pero que serán 3 para elevar el total al 33 por ciento- y que sólo se incrementará uno de un total de 25 cultivos alcanzados por los Derechos de Exportación.
En lugar de hablar de grasa militante y de empleados estatales a despedir, como sucedió en la gestión macrista, lo que implicó el alza de la tasa de desempleo y destrucción del salario real, Alberto Fernández detalló los aumentos ya dados y la ambición de preservar, mejorar y avanzar en las condiciones y productividad de los trabajadores. El objetivo expuesto es el de pasar de una economía focalizada en la especulación hacia otra basada en el empleo y la producción.
Las políticas de redistribución progresiva del ingreso, hasta las más tímidas, generan una fuerte resistencia, como se puede observar con la reacción del Poder Judicial con la más que prudente reforma de su régimen previsional privilegiado o con las amenazas de grupos radicalizados del campo por el esquema de retenciones.
El cambio de rumbo propuesto fue explicitado en este discurso por Fernández, precisando que se comienzan por los últimos, o sea por la base de la pirámide de ingresos, para luego llegar al resto. Esto implica transitar un sendero de redistribución progresiva, y cuando se plantea ese objetivo es previsible que haya oposición de los privilegiados, aunque sean afectados en el margen de sus fabulosos ingresos.
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