La novela de Nisman llega a la Cámara

Fuente: Raúl Kollman e Irina Hauser | Pág. 12
Fecha: 20 de MAY 2018

En aproximadamente dos semanas se conocerá un fallo trascendente de la Cámara Federal, ya dominada en forma total por el macrismo, en el que se establecerán definiciones sobre la muerte de Alberto Nisman. El título pomposo que se le pretende dar es magnicidio que, en verdad, significa muerte violenta de una persona importante por su cargo. También se hablará de crimen de Estado. En realidad lo que se busca en Comodoro Py es vincular el deceso del fiscal con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, politizando la causa y armando una asombrosa teoría de complot en la que todos se unieron en un plan para matar a Nisman. Esto incluiría a los policías que lo custodiaban, a funcionarios de la Federal, efectivos de la Prefectura, la ex SIDE, los funcionarios kirchneristas, el ex jefe del Ejército, César Milani, la fiscal Viviana Fein -que habría tenido el papel de tapar las cosas- y el juez Manuel De Campos, que estuvo en Le Parc la noche del deceso. En ese marco, se pretende dibujar que el informático Diego Lagomarsino integraba una célula dormida, lo que significa que era un agente al servicio de no se sabe quién: Irán, el kirchnerismo, el chavismo. Los camaristas Martín Irurzun y Leopoldo Bruglia tienen que resolver sobre todo ese entramado, lo que plantea una larga serie de preguntas, algunas de ellas sin respuestas.

1 ¿Cuál es el punto de partida de lo que tiene que definir la Cámara Federal?

El expediente instruido por el fiscal Eduardo Taiano y el juez Julián Ercolini tiene un punto de partida falso, originado en la pericia de Gendarmería, fuerza que responde a Patricia Bullrich. En el Ministerio de Seguridad y en el Edificio Centinela, sede de Gendarmería, se armó una descabellada historia sobre la muerte de Nisman: que un comando entró al departamento de Le Parc, le pegó una tremenda paliza al fiscal sin desordenar nada, luego le suministró una sustancia, ketamina, de la que no se pudo determinar la cantidad ni la forma de administración, y finalmente lo llevaron al baño donde uno lo tenía agarrado, el otro disparó e incluso pudo haber un tercero en la escena.

El juez tuvo un poco de pudor y en el procesamiento a Lagomarsino desechó algunas de las insólitas bases planteadas por la Gendarmería. Por ejemplo, redujo casi a la nada lo de la ketamina, borró el horario de la muerte propuesto por la fuerza verde –2.46 de la mañana– ya que es la única pericia del mundo en el que se establece una data de muerte en un minuto determinado, sacó de la cancha también la hipótesis de que uno de los agresores fue un karateca y dejó en un limbo buena parte de la mecánica del supuesto asesinato. Ercolini saldó todo diciendo que fue homicidio, que se produjo en el baño y que los ejecutores fueron “una o más personas no identificadas”.

Esa historia insostenible es contradictoria con todas la pericias anteriores, incluyendo los estudios del Cuerpo Médico Forense –“no se verifica pericialmente hablando el accionar de terceras personas”–, la junta de criminalistas –“no había ninguna otra persona en el baño en el momento del disparo”– y los balísticos de Salta –“en las manos del fiscal se hallaron partículas consistentes con residuos de disparo”–. Pese a ello, ni el fiscal ni el juez convocaron a que se debatan conclusiones entre los distintos especialistas de la Gendarmería y de todos los que actuaron antes. Sólo se buscó y se impuso una conclusión que era la que ordenó el aparato político-mediático.

2 ¿Puede la Cámara Federal establecer que la muerte de Nisman fue un magnicidio?

Es una de las posibilidades y es lo que pretende Pablo Lanusse, abogado de la madre de Nisman, Sara Garfunkel. Lanusse, fanático de Cambiemos, twitea en forma permanente alentando al presidente Mauricio Macri. “Sólo quiero más Cambiemos. Reelección 2019. Destierro del populismo”, escribió el 8 de mayo. Lanusse es el que pidió que la muerte de Nisman se considere un magnicidio y que se establezca que a Nisman lo mataron porque hizo la denuncia contra Fernández de Kirchner. Por lo tanto, tácitamente reclama que se una la causa del Memorándum de Entendimiento con Irán con el expediente por la muerte del fiscal.

Pero, además, existe otra causa, iniciada en su momento por Elisa Carrió, en la que se denunció la existencia de una zona liberada para matar al fiscal, según ella con la intervención de un comando iraní-venezolano con cobertura kirchnerista. En esta última trama se involucró a los custodios, prefectos, al ex secretario de Seguridad Sergio Berni, a funcionarios de Inteligencia, a Milani y, luego, a la fiscal Fein y al juez De Campos. Esta es la teoría de un gigantesco complot: todos fueron parte del plan del supuesto homicidio. Lanusse también quiere que se una esta causa de la zona liberada a la de la muerte de Nisman y a la del Memorándum. El objetivo primordial es la ex presidenta.

La mayoría de las fuentes sostienen que Irurzun y Bruglia no irían por esta variante de unir muerte de Nisman con Memorándum y zona liberada, entre otras cosas porque no hay una sola prueba, ni una llamada, ni un testigo, que acredite relaciones entre los imputados en esas causas. Podrían, sin embargo, buscar alternativas más light.

3 ¿En qué consiste la hipótesis de la célula dormida?

Fue el fundamento utilizado por Lanusse en la audiencia realizada ante el camarista Bruglia. Las células dormidas son pequeños núcleos, principalmente del fundamentalismo islámico, que se mantienen sin actividad alguna, a la espera de un momento dado para cometer, por ejemplo, un atentado. Es una especie de infiltración. Lo que plantea Lanusse es que Lagomarsino se metió en la Unidad Fiscal AMIA como un espía y que se mantuvo “dormido” durante los ocho años que trabajó en la fiscalía de Nisman. El tema es que Lanusse no aporta ni una evidencia, alguna comunicación inusual, un testimonio que comprometa al técnico informático con alguno de los otros protagonistas de la historia. No hay vínculo probado o sospechado, menos todavía con el kirchnerismo –Lagomarsino era un feroz crítico de CFK en las redes– y tampoco señala la existencia de una maniobra extraña que llevó al informático a su designación en la fiscalía: la realidad es que fue Nisman el que convocó y contrató a Lagomarsino en 2006. Nadie aporta siquiera una hipótesis de por qué alguien podría estar infiltrado durante nueve largos años en el trabajo de Nisman, que tenía magníficas relaciones con los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner.

La delirante hipótesis de la célula dormida naufraga desde todo punto de vista, pero sobre todo porque la muerte de Nisman se produjo con un arma registrada a nombre de Lagomarsino. Sería la única célula dormida de la historia que se autoincrimina de forma tan burda, cuando lo más sencillo era que el supuesto comando utilizara una pistola no registrada. El juez dice que se necesitaba “un arma amiga” para instalar la idea del suicidio, pero cualquier pistola puesta en la mano del fiscal hubiera encajado con la matriz del suicidio. En el caso Nisman, ni siquiera la Bersa estaba en su mano. Si querían simular el suicidio, esa era la mejor manera. En cambio lo que sucedió es que Nisman se disparó y en la caída el arma también se precipitó al suelo y quedó bajo su hombro.

4 ¿Cuál es la pretensión a la que se apunta declarando el magnicidio?

–En concreto, lo que Lanusse quiere es que se decrete que a Nisman lo mataron por la denuncia del Memorándum, que el gobierno kirchnerista tuvo que ver, y que hubo un gran complot. Con semejante acusación política pretende que se llame a declaración indagatoria a Cristina y a los demás funcionarios kirchneristas, que se impute a los custodios como participantes del homicidio y que a Lagomarsino se lo vuelva a indagar, esta vez también como integrante del gran complot.

5 ¿Fué legal el proceso que ahora deriva en el fallo que se viene?

Todos los juristas coinciden en que el recurso presentado por Lanusse era –y es– inadmisible. El Código Procesal Penal dice: “los autos de procesamiento y de falta de mérito podrán ser revocados de oficio. Contra ellos sólo podrá interponerse recurso, del primero sólo por el imputado y el ministerio público, y del segundo sólo por éste último y el querellante particular”. Dicho en forma simple, un querellante no puede presentar recurso –como lo hizo Lanusse y le permitió el juez y la Cámara– ante un procesamiento. Como lo sostuvo el abogado de Lagomarsino, Gabriel Palmeiro, ni siquiera debió admitirse la presentación del querellante, el fanático de Cambiemos orientado a politizar aún más el expediente.

6 ¿Cuál es el antecedente de la Cámara Federal respecto de la muerte de Nisman?

–Por de pronto, los camaristas siempre respaldaron lo hecho por Ercolini e incluso convalidaron la pericia de la Gendarmería, pese a que excluyó a todos los profesionales que actuaron en la autopsia y las juntas médica y de criminalistas. Pero, además, hay un antecedente llamativo. Cuando se confirmaron los procesamientos e incluso prisiones preventivas en la causa del Memorándum, el camarista Irurzun metió la muerte de Nisman en su fallo. Lo hizo de forma extraña, lateral. Para fundamentar las razones de las prisiones, dijo que podría haber maniobras para obstaculizar la investigación y mencionó así el deceso del fiscal: “El escenario se agrava cuando se observan circunstancias puntualesy objetivas producidas durante las investigaciones judiciales –de ésta y de otras– del fuero”. Y cuando cita las circunstancias puntuales que agravan la causa del Memorándum incluye: “el 18 de enero se encontró el cuerpo sin vida del fiscal Alberto Nisman en su departamento, luego que falleciera a raíz de un disparo de bala, hecho que seinvestiga en este fuero bajo la hipótesis de un homicidio”. Es decir que en Irurzun se observa ya la intención de convalidar algo de la jugada político–mediática, sin la existencia de ningún elemento que vincule la muerte de Nisman con el Memorándum.

7 ¿La Cámara puede decir que los policías fueron parte del plan homicida?

Un punto clave es qué hace la Cámara con los policías, los cuatro custodios de Nisman. Por ahora, Armando Niz, Rubén Benítez, Néstor Durán y Luis Miño están imputados por incumplimiento de los deberes de funcionario público y que eso facilitó el asesinato. Es decir los acusan de ineficiencia, no de ser parte de un supuesto y delirante complot ideado por    Carrió o Lanusse.

En la semana pasada declaró la secretaria letrada de Nisman, Soledad Castro, quien intentó sembrar sospechas. Pero en su testimonio pinta muy bien lo que era la custodia del fiscal. Nisman la manejaba de forma dictatorial y a su gusto. Los usaba de cadetes. Ordenaba que hagan de choferes de la madre, de las secretarias, que llevaran y trajeran sobres, que vayan a comprar sushi, que lo lleven al supermercado. Se intenta pintar un fiscal acosado y amenazado, pero él mismo viajó por toda Europa y al Caribe sin custodia y en el país usaba a los policías más de choferes que de seguridad. Por otra parte, los policías eran una custodia ambulatoria, o sea que eran encargados de seguridad cuando Nisman se movía, no custodios de su vivienda, por lo que el fiscal los mandaba a sus casas todas las noches. De manera que a la hora en que hasta la Gendarmería sitúa la muerte, 2.46 de la mañana, ni siquiera estaban en Le Parc y, por lo tanto, no podrían haber facilitado nada. En otro orden, no hay en la causa ninguna comunicación extraña de los policías, ninguna llamada a Lagomarsino o a algún integrante del poder político. No aparece ni una sola evidencia que los vincule con el supuesto complot.

8 ¿Cuáles podrían ser las alternativas de la Cámara Federal?

Parece difícil que se resuelva la unificación de los expedientes de la muerte de Nisman y el Memorándum. En cambio podría ser posible que junten la causa de la muerte del fiscal con el expediente de la zona liberada, la investigación del supuesto complot. Es decir que la Cámara le diga al juez que averigüe si los policías y los funcionarios kirchneristas fueron parte del plan. En esa fusión de expedientes entraría otro de los elementos delirantes: considerar que la fiscal Fein fue parte del plan para tapar las cosas. En los últimos días circuló la versión de que Fein –ya jubilada– sería citada a indagatoria porque la secretaria de Nisman dijo que en los días previos a la muerte del fiscal ella le entregó pendrives con partes de la denuncia y que esos pendrives desaparecieron. Los rumores indican que la quieren culpar a Fein. La realidad es que Soledad Castro afirma que sólo entregó un pendrive el 14 de enero –cuatro días antes de la muerte del fiscal–, pero que no se acuerda bien y que no sabe dónde guardaba las cosas Nisman. Además, la realidad es que en el departamento de Nisman se encontraron varias versiones de su denuncia, todas en papel, incluyendo un texto, en la basura, en el que se pedía la detención de CFK. No había nada extraordinario en esos pendrives.

Finalmente, existe la posibilidad de que la Cámara Federal sólo le ordene al juez que investigue por qué mataron a Nisman, “que amplíe la base fáctica de la causa”, sin jugarse a ninguna calificación ni de magnicidio ni de ninguna otra variante. Sería una versión light de la misma politización del expediente.

Hoy por hoy, la causa de la muerte de Nisman no tiene salida. Basta ver que el fiscal Taiano y el juez Ercolini acusan a Lagomarsino de ser partícipe de un homicidio del que desconocen los autores. Tampoco saben la mecánica del supuesto crimen, porque Ercolini ni siquiera afirma lo de la ketamina, ignora la hora, no convalida la paliza que dicen que le dieron a Nisman pero que los forenses no encontraron en la autopsia. No hay siquiera hipótesis de cómo el supuesto comando habría entrado al edificio ni cómo salió y dejó las puertas cerradas por dentro.

Como señaló la junta de criminalistas, “en el momento del disparo no había ninguna otra persona en el baño”, es decir que Nisman se quitó la vida. Desde esa óptica, decida lo que decida la Cámara Federal, no habrá pruebas reales de nada. Todo seguirá siendo un armado político-mediático-judicial.

En tiempos de crisis, suba de dólar, aumento de tarifas, Lebacs y Fondo Monetario está la intención de darle un uso más a la muerte del fiscal. Es un recurso ya bastante desgastado.

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