Fuente: José Cornejo | Agencia Paco Urondo
Fecha: 23 de FEB 2018
El reconocido periodista brindó una entrevista a la AGENCIA PACO URONDO: «O te banca una estructura política, como por ejemplo el grupo Octubre, o es muy difícil imaginar la subsistencia de los medios en base a una solvencia económica que permita avanzar».
Recientemente se dio un concierto mediático contra Eugenio Zaffaroni. Sirve como puntapié para la discusión, ¿cuál es la situación del periodismo hoy en Argentina?
No creo que se pongan de acuerdo para decir que hay que matar a Moyano o a Zaffaroni. Operan por instinto profesional corporativo. «La gente» tiene una película de que existe una suerte de coordinadora temática, pero rige un sistema de valores ideológicos. No necesitan eso. Se inscribe en el dibujo de creación de enemigos, de cucos. Hay un momento de descenso de popularidad de Macri y la necesidad de instrumentar nuevas enemistades. Lo que aparece muy fuerte es que la agenda sigue siendo fijada por los medios tradicionales. Con pocas excepciones: el primer caso de fijación de agenda por parte de las redes fue el Caso Maldonado.
Otro caso de construcción de enemigos se da con Víctor Santa María. No hay causa judicial. Hay una investigación del aUnidad de Investigaciones financieras por una presunta causa de lavado de dinero. Sin embargo, se las han arreglado para montar ese imaginario.
Pareciera que la presión sobre Santa María es infernal, pero no tanto por su rol sindical sino por el vinculado a los medios de comunicación.
Ese es el orden exacto.
Respecto a eso, ¿cómo lee la creación del nuevo medio de Verbitsky?
Respecto a Cohete a la Luna y Página12, hubo un tironeo interno. Choques respecto a cómo manejar la publicación de las listas de los blanqueadores. En verdad, más allá del enojo que nos consta que generó la lista en el gobierno, la presión sobre el grupo Octubre y el sistema de medios en la persona de Santa María, no digo que sea ajena al tema Verbitsky, pero el tema de Verbitsky suscitó un econo particular que ya venía dándose. La venganza que el gobierno comete con la pauta oficial, ninguneando a Página12, es previa a la situación de Verbitsky.
¿Los medios no oficialistas van hacia su desaparición?
Hace rato que subsistir periodísticamente implica que atrás tengas una «orga» o algún tipo de sustento económico. De lo contrario es imposible. Algunas experiencias como el llamado crowdfunding, la suscripción, parecen comenzar a funcionar y volverse una alternativa. Remarco el «parecen». Por lo que se ve y conozco de experiencias mundiales, tienen más que ver con el mundo artístico que con el periodístico. Mi visión en cuanto a lo que percibo y puedo estar estudiando o relevando del ambiente de los medios a nivel internacional, es un futuro de subsistencia de los muy grandes, cada vez más concentrados, y de los pequeños que agreguen «plus», calidad periodística, y la probabilidad de aunarse en mini-estructuras que oferten algún tipo de «plus» en relación a la información circulante. O te banca una estructura política, como por ejemplo el grupo Octubre, o es muy difícil imaginar la subsistencia de los medios en base a una solvencia económica que permita avanzar.
Con la ley de servicios de comunicación audiovisual, se consideró que era un fin. Que torcerle el brazo a Clarín había terminado una etapa. Algunos dirán que ya no tiene sentido discutir sobre eso. Algunos dicen que la ley quedó «noventosa», analógica. Creo que eso es cierto. No se hizo nada para responder a la solvencia económica de esos nuevos medios y agregarles categoría profesional. Existió un amateurismo del kirchnerismo en ese terreno.
¿Qué actores políticos del kirchnerismo sí tienen una buena lectura de medios?
Luis Lazzaro, Daniel Rosso, por citar dos figuras del mundo académico militante. De hecho han constituido en el ámbito de Comunicación Social de la UBA un escenario con asesoramiento a cómo trabajan la prensa las organizaciones sindicales y demás. En sus conceptos fue derrotada en la concepción exclusivamente corporativa que el kirchnerismo tuvo sobre cómo librar la batalla comunicacional. Este me parece un tema polémico. Asumo las posturas que uno tuvo en su momento.
Cuando veíamos a los Szpolski y a los López haciéndose cargo de los medios, porque de lo contrario solo es Clarín y La Nación, uno dijo “está bien, es una parte de la batalla. Se los va a sostener con pauta”. Simultáneamente a esa construcción coyuntural de corporaciones de signo inverso a las dominantes, ¿qué se hizo por abajo? ¿Qué se hizo respecto de las preguntas acerca de con cuál grado de solvencia económica, con qué respaldo del Estado y por tanto decisión política y con qué grado de capacitación profesional? El problema no fue darle medios a Cristóbal López o a Sergio Szpolski. El problema es que eso es lo único que se hizo. Me parece que queda una enseñanza muy grande de eso respecto de cualquier reconstitución que quiera intentarse respecto de los medios que no forman parte del ecosistema macrista. La pregunta y la imposición siguen vigentes. Algunos podrán considerar que reparo demasiado en esto y que puede tratarse de un vicio de pensamiento excesivamente profesionalizante. Acepto. Pero, ¿de qué otro modo uno puede imaginar qué gente va a consumir qué medios que no estén bien hechos?
En el territorio de comunicación, en el territorio de los grandes medios, ¿ve también internas entre los grupos dominantes?
No, lo que veo es preocupación. Esto es de hecho lo que expresa Magnetto, por cierto que en un muy buen discurso, en la reunión de los gerentes del grupo, en Mar del Plata el octubre pasado. También lo expresa Fontevecchia, en varias de sus notas editoriales de los fines de semana. Todos tienen la preocupación de que reventó el mercado publicitario, de que Google absorbió todo y de si acaso las autopistas de la información van a ser gratuitas y ellos van a seguir produciendo contenidos para que después las grandes corporaciones digitales los sigan reproduciendo de manera gratuita.
Contestando la pregunta, esa es la interna de los gigantes del mercado editorial por un lado, con las mega corporaciones del mundo digital por otro. Pero si te referís a eventuales internas entre ellos en el plano local, a propósito de Clarín y La Nación versus Perfil, la verdad es que no noto ninguna contradicción principal en el plano ideológico. En el plano político ha habido algunos huesos que le han tirado a Fontevecchia por parte del gobierno. De hecho, le concedieron la licencia, por fin, de Radio América después de dos años. La van a convertir en una radio de noticias 24hs, dicen, en el segundo trimestre de este año.
Creo que eso calmó algunas aguas, pero la verdad es que no noto ninguna contradicción del tipo de las que se pueden encontrar entre el polo de la industria y el polo de los agro negocios, a propósito de la avalancha importadora o el valor exacto de la cotización del dólar. No noto ese tipo de contradicciones tanto históricas como coyunturales reproducidas en el ámbito de los gigantes mediáticos. Probablemente eso podría existir si uno imaginase que Perfil quisiera entrar al mundo de las telecomunicaciones o de las cableras, cosa que no ha sucedido ni creo que vaya a suceder. Y que, por otro lado, ha quedado saldada por parte del gobierno con la eventual aprobación de la fusión entre Clarín y Telecom. Lo que esto ha generado, quiero recordar, es el mercado de concentración telecomunicacional más impactante de América. Lo que sucede en la Argentina en términos de concentración no resistiría ni la uña de cualquiera de las leyes Anti Trust de Estados Unidos.
¿La derrota o el fracaso de la gestión económica del macrismo podría afectar a sus socios mediáticos? Es decir, que la gente descrea de los grandes medios porque son cómplices del actual gobierno.
Los grandes medios, entendiendo por tales a los medios tradicionales, siguen fijando la agenda. En términos de credibilidad creo que la vienen perdiendo hace rato. Lo que pasa es que la hegemonía no funciona en términos solamente de credibilidad. Además, para derrotar a esa hegemonía debería haber un proyecto de contra hegemonía. Esto parece filosófico y de ninguna manera existe, sin entrar en debates mucho más profundos del tipo de si hoy se puede seguir pensando en términos del universo ideológico, del universo de las ideas y de las sociedades, no solamente de la Argentina; acerca de si existen proyectos colectivos o si el neoliberalismo es, en términos epocales, un sistema de ideas impuesto a partir del individualismo, del emprendedurismo, de la salvación individual, etc. Para no entrar en ese terreno y volviendo a tu pregunta, a propósito de si la credibilidad de los grandes medios oficialistas puede verse afectada, creo que sí. Pero eso no afecta la hegemonía. Me parece que son cuestiones distintas. Creo que credibilidad es un valor cuantitativo de consumo y creo que otra cosa es la hegemonía cultural que es allí donde los valores neoliberales no tienen enemigo a la vista. No lo digo solo por Argentina.
Lo que se advierte en los últimos meses y que me parece análogo a lo que sucede particularmente con Clarín (si bien es cierto que allí hubo un episodio puntual que fue la cuestión de venta de armas, Croacia, Ecuador, Camilión, viuda de Noble, que despertaron inquinas particulares), es una situación, la actual, parecida a la del comienzo del derrumbe del menemato con algunos periodistas que me empieza a dar sensación de que quieren abandonar el barco muy de a poco. Clarín, a partir de situaciones personales, en un momento monta la batalla personal contra Menem por el tema de venta de armas. Clarín juega un papel importante en el segundo lustro del menemato, sobre todo cuando empieza a estallar y a exponerse toda la fenomenología de la corrupción.
En algún momento algo va a pasar porque además hay una cuestión matemática, que es que este gobierno tiene pasado. Y este pasado, más allá de que están muy cerca las elecciones de octubre donde ganaron con el 42%, y los sucesos que se precipitan, entre ellos la reforma previsional, generan una alteración de la popularidad del macrismo que es muy interesante.
Además hay algunos episodios del macrismo, extra perspectivas y situación económica, que empiezan a pegarle por debajo de la línea de flotación en aquello que fue una de las claves del discurso macrista, que es la anti corruptela. No solo es el caso de Triaca; es el caso de Etchevehere y es probable que lo sea también el caso de Caputo con todas las empresas que no declaró. Es decir, empieza a haber un deterioro marcado que por el momento no toca a Vidal, pero creo que puede llegar a avanzar. Ahora, suponer que un deterioro de la imagen del gobierno y una pérdida de credibilidad en los medios que representan el ideario de ese gobierno, puedan significar la aparición de un proyecto de orden exactamente inverso sobre la base de esos elementos, me parece una ingenuidad. Acá nos estamos extralimitando respecto del campo periodístico. Pero por cierto que lo que apareció el otro día en la reunión de la UMET es muy interesante como representativo del más ancho universo peronista, pero es neonato aún. La ausencia de liderazgo también es un punto central.
Es interesante esto que surgió en la conversación a propósito de cómo cualquier proyecto de construcción opositora que pueda edificarse, además de las tres necesidades básicas que necesita para ser serio, que son proyecto, territorio y liderazgo, debe incluir programáticamente el tema de los medios de comunicación.
¿Hay figuras jóvenes que te gusten en los medios?
La camada que apareció en los medios del grupo Indalo, particularmente, Schargrodsky, Bercovich. La Revista Crisis, en gráfica. Yasenza en la Tecla Eñe. Es claro que la Paco Urondo se hizo un nombre. Hay apariciones femeninas interesantes, como Julia Strada. Clarín ha sumado muchas periodistas mujeres, La Nación un poco también. La Paco también. Hay emisoras online que han surgido. Seguramente, con todo lo que falta agregar y coordinar. Con el problema que supone tener buenos profesionales cuando no tenés caja. El piso es que las cosas tienen que estar bien escritas y bien dichas. Después a alguien le pueden gustar más o menos. Creo que en un marco general, se avanzó mucho en la naturalización del estilo decontracté, en una mejor relación con los consumidores de noticias desde el punto de vista de la facilidad narrativa. Por ejemplo, con algunas cuestiones densas de la economía. Por otro lado, se ha perdido mucha calidad del lenguaje.