Fuente: Juan Alonso | Nuestras Voces
Fecha: 29 de NOV 2017
En su brutal ataque de Lago Mascardi, del que cada vez se van conociendo más detalles, los prefectos torturaron a la machi, autoridad espiritual mapuche. La mujer se había negado a arrodillarse y la arrojaron brutalmente al piso obligándola a “comer tierra” mientras la insultaban. Los dos detenidos al bajar del cerro con el cuerpo de Rafael Nahuel, testigos de la masacre, fueron acusados de instigar la represión sin siquiera una ronda identificatoria. Recién ayer fueron indagados por el juez: denuniciaron torturas en su lugar de detención e iniciaron una huelga de hambre.
La comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu vive una ola de terror que incluye la presencia de fuerzas federales y la presión del Poder Ejecutivo para que el juez Gustavo Villanueva ordene el desalojo inmediato y el fin de la mesa de diálogo entre el obispo de Bariloche, organizaciones sociales, organismos de derechos humanos, diputados nacionales, concejales, el defensor del pueblo de Bariloche y las comunidades mapuches de la región, que resisten el allanamiento y reclaman su territorio ancestral.
“¿Te gusta la tierra? ¡Comé tierra!”, le dijeron los prefectos a la Machi (autoridad espiritual mapuche) porque se negaba a arrodillarse. La escena propia de 1878 en plena llamada Campaña del Desierto fue vista el sábado por niños y niñas de la comunidad mapuche. Eso no fue lo peor: los menores también vieron el cadáver de Rafael Nahuel durante varios minutos en una camilla improvisada por sus amigos. Y como las fuerzas del orden no habían quedado del todo satisfechas en su apetito de crueldad, en otra escena propia de Josef Mengele en los campos de exterminio del nazismo, los prefectos y policías de Mauricio Macri y Patricia Bullrich esposaron a los testigos mapuches Fausto Jones Huala y Alejandro González, que están detenidos hace cuatro días en Bariloche, y recién ayer fueron indagados por el juez. ¿Qué delito les imputan? Nada menos que haber instigado -increíble pero real-, la represión del Grupo Albatros de la Prefectura que terminó con el asesinato de Nahuel de un balazo que ingresó por su glúteo y terminó perforando su pulmón. El joven corría de espaldas y el proyectil ingresó por el glúteo en su torrente sanguíneo hasta provocarle la muerte al llegar al pulmón.
Nahuel no tenía ningún arma ni rastros de pólvora en sus manos. La requisa demostró que en el lugar del territorio mapuche recuperado había sólo piedras y hondas. Es decir: aquello fue una auténtica cacería criminal. Nahuel quería aprender el oficio de carpintero y abrazaba la causa mapuche, porque provenía de un hogar humilde en los márgenes de los márgenes de la ciudad de Bariloche.
Ni los policías de Macri ni el Poder Judicial de Río Negro encontraron una sola pistola en poder de los mapuches. Lo que sí sobraban eran vainas 9mm. provenientes de los disparos de la Prefectura Naval Argentina. Una de ellas fue llevada en la mano por Fausto. La encontró en el cerro. Los que dispararon eran los otros.
Con este panorama de terror, los detenidos Jones Huala y González comenzaron una huelga de hambre para reclamar su inmediata libertad. González orinaba sangre por los golpes recibidos en las últimas 72 horas. Jones Huala tiene lesiones de postas de goma en todo su cuerpo. La madre de Fausto, María Isabel Huala, dijo que logró verlo y que su estado era estable, aunque estaba lastimado. Fausto ya había sido baleado por la Policía de Chubut y la Gendarmería en la brutal represión del 10 de enero en la Pu Lof en Resistencia de Cushamen. Aquella vez, su primo, Emilio, salvó la vida de milagro. Le dispararon a quemarropa en la mandíbula con postas de goma. El que apuntó con la escopeta quiso desangrarlo con un tiro en el cuello pero Emilio sobrevivió para testimoniar. Las personas solidarias de El Bolsón que acompañaron el reclamo mapuche continúan acusados de graves delitos. Y eso pese a que le detallaron al juez federal Guido Otranto todo tipo de penurias propias de la dictadura: simulacros de fusilamiento, torturas físicas y psicológicas. Los policías denunciados fueron ascendidos y trasladados a mejores destinos por las autoridades de Chubut.
Se trató de la antesala de la represión de Gendarmería del 1 de agosto, momento en que desapareció Santiago Maldonado. Su cuerpo fue hallado 78 días después flotando a 7 metros de la costa dentro de la Lof en el río Chubut tras 7 rastrillajes y la intervención de dos jueces federales y del Ministerio de Seguridad en el expediente. Incluso presenciado las audiencias, con Gonzalo Cané incorporando “deposiciones administrativas” de gendarmes que se contradijeron en una profusión de pistas falsas jamás vista en la criminología salvo en épocas infaustas.
Al igual que con el caso Maldonado, la estrategia del discurso oficial ahora fue la creación de un chivo expiatorio para fundamentar el exterminio con represión, balas e impunidad. El ministro de Justicia, Germán Garavano, continuó con la hipótesis de que la Patagonia es una especie de Bolivia antes del asesino de Ernesto Che Guevara en octubre de 1967. Algo tan inverosímil que fue desmentido de cuajo por el obispo de Bariloche, Juan José Chaparro. “Las autoridades del Estado deben favorecen la apertura de canales de diálogo con las comunidades mapuches para que asesinatos como el de Rafael Nahuel no se repitan y no comencemos a sumar muertos”.
Además, Chaparro negó la posibilidad de que los miembros de la comunidad Lafken Winkul Mapu tuvieran vínculos con la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM). “Me parece que están armando un enemigo”, señaló. “No siempre que se ocupe un lugar significa que quienes lo hacen sean grupos la RAM u otros”, insistió y recordó que en su diócesis “hay organizaciones y comunidades mapuches que han estado trabajando para conseguir sus tierras de una manera legal”. Mencionó a varias comunidades, sólo en Bariloche hay 12, y al Parlamento Mapuche, que cuenta con sus representantes en la ciudad. Tan desopilante resulta la represión que desata la administración macrista que, de concretarla en su totalidad como anhelan, deberían arrestar y enjuiciar al 40% de la población de Bariloche que tiene sangre mapuche y tehuelche.
En una carta de 1899, Mauricio Braun, familiar del jefe de Gabinete, Marcos Peña, le escribió a un amigo terrateniente: “(…) Si podemos capturar indios este invierno, intentaré guardar una niña para enviársela.”
Cualquier parecido con la Argentina 2017 es “el cambio”.